En la madrugada del día 15 al 16 de Agosto, los peñistas realizan una romería hasta la Ermita de San Roque, situada en el cerro de Armantes. Una vez allí rezan, saludan y besan al santo, al tiempo que le cantan los tradicionales ‘Gozos al glorioso San Roque’.
Fiestas de San Roque
Las fiestas en honor a San Roque de Calatayud son los principales festejos de esta ciudad aragonesa y están declaradas Fiestas de Interés Turístico Regional.
Se desarrollan a mediados de Agosto, generalmente del 13 al 16 pero los dos únicos días fijos en las fiestas son el 15 y el 16, el día anterior al chupinazo (Habitualmente el 13 de agosto) ya se respira el ambiente festivo con el ‘Vino de honor’, día previo al Chupinazo en el que se realiza la presentación de las peñas, obsequiando a los asistentes con un vino y con la entrada libre a los actos.
Durante los días que dura la fiesta se duplica la población. Los visitantes son en su mayoría de la comarca de Calatayud, Teruel y Zaragoza.
Las Peñas
Hay un total de 10 peñas Sanroqueras, una de ellas exclusivamente para menores hasta 16 años (Desbarajuste). La indumentaria tradicional del peñista se compone de pantalón blanco blanco y la camisa de su peña, cada una de un color distinto:
- Peña La Bota: Amarillo con dos raya negras y pañuelo blanco
- Peña El Cachirulo: Rojo con dos rayas blancas y cachirulo
- Peña El Desbarajuste: Blanca con dos rayas rojas y pañuelo blanco
- Peña Euqor: Azul y pañuelo blanco
- Peña Garnacha: Violeta y cachirulo morado
- Peña Los que faltaban: Verde (algunas camisas con rayas blancas) y pañuelo blanco
- Peña Nogara: Blanca con dos rayas azul marino y pañuelo azul marino
- Peña Rouna: Negro con dos rayas blancas y pañuelo blanco
- Peña Solera: Rosa y pañuelo blanco
- Peña La Unión: Naranja y pañuelo blanco
Historia de las peñas
Las modernas fiestas de San Roque se dice que nacen en los años 50, en Noviembre de 1958 se funda Peña Euqor, pero no sale a las fiestas hasta el año siguiente 1959, año de creación y aparición también de la Peña Rouna.
En 1968 se creó la famosa chapa acreditativa del pago del socio, puesto que hasta entonces solamente era un recibo difícil de controlar, expuesto fácilmente a falsificaciones.
Desde entonces se han ido configurando los distintos actos y apareciendo peñas nuevas y desapareciendo otras (Peña Bilbilitana, Juventud, los Clotaldos o Jarana), se han ido modificando los días de duración de los festejos hasta los cuatro días actuales más el “Vino de honor” (algunos años fueron 5 días más “Vino de honor”, el último el 2000), la aparición de la tradicional chocolatada en la Era de San Roque en principio para los cofrades, etc.
En 1978 se crea la Comisión de Interpeñas, que se encargara de contratar los actos comunes a todas peñas como los taurinos. En el año 2009 por primera vez se superaron los 5.000 peñistas, superando esta cifra por segunda vez en 2010.
El Santo
San Roque nació a mediados del 1300 de Montpellier (Francia). Hijo único y tardío de una familia devota y muy pudiente (su padre era el Gobernador de la ciudad), quedando huérfano muy pronto, a los 20 años.
Al perder a sus padres decidió vender todas sus posesiones y peregrinar a Roma.
Al poco de comenzar su peregrinación se desató en Europa la epidemia de la peste negra que acabó con la vida de 1/3 de la población europea.
A partir de ese momento San Roque, que siempre había tenido devoción por los pobres y por los enfermos, y probablemente contando con algún conocimiento de medicina ya que en su ciudad natal se encontraba la que por entonces era una de las Facultades de Medicina más prestigiosa de Europa (fundada en el S. XIII), comenzó a atender a los enfermos que habían contraído la enfermedad.
En su camino a Roma, cuando se encontraba en la provincia de la Toscana, en concreto en la ciudad de Acquapendente, se dispuso a ayudar en su hospital a los enfermos de la peste.
A muchos los curó haciéndoles tan sólo la señal de la Cruz en la frente, a otros los ayudó en el “Buen Morir”, y a otros muchos que fallecían, él mismo les cavaba las tumbas y les daba sepultura, ya que nadie se quería acercar a los cadáveres por miedo al contagio.
Siguiendo su peregrinar en la ciudad de Cesanea curó a un Cardenal, el cual lo presentaría con posterioridad al Papa. En Rimini continuó sanando a la gente y predicando el evangelio, pero cuando llegó a Piacenza contrajo la enfermad, y se retiró al bosque, a una cueva, para no suponer una carga ni una fuente de contagio para nadie.
Pero Dios, en su infinita Misericordia, tenía otros planes para el bueno de Roque, y apareció un perrito que le llevaba cada día una rosquilla de pan (en aquella época los panecillos se hacían con ésta forma), y además, le lamía las ulceras que la enfermad había producido en su cuerpo.
Este perrito pertenecía a Gottardo Pallastrelli, un hombre acomodado, y al ver que repetidamente su perro cogía una rosquilla de la mesa y abandonaba la casa deció un día seguirlo. El buén hombre al ver a San Roque y presenciar lo que su querida mascota estaba haciendo con él, decidió hospedarlo a su casa, donde tanto él como su entrañable mascota, lo alimentaron y cuidaron, mientras San Roque lo instruía en el Evangelio.
Cuando San Roque sanó el Sr, Pallastrelli decidió peregrinar como había hecho él a Roma.
Una vez sanado, decidió volver a Montpellier, pero en un pueblo del norte de Italia, fue detenido bajo la acusación espionaje, y mandado ha prisión, donde estuvo entre 3 y 5 años hasta su fallecimiento, probablemente en torno al año 1378.
Algunos historiadores creen que falleció en la prisión de Montepellier, pero otros muchos sitúan su muerte en la cárcel de Ángera, ciudad en la que había sido apresado.
San Roque perteneció a la 3ª Orden de los franciscanos, una rama de esta congregación reservada a las personas laicas que quieren vivir bajo la espiritualidad de San Francisco de Asís. Este hecho fue reconocido por el Papa Pío IV en 1547.
Fue declarado Santo por el Papa Gregorio XIII.
San Roque es junto a San Sebastián el abogado de las epidemias, en especial de la peste, y junto a San Antonio Abad el patrón de los animales, en especial de los perros. Su culto, en lo que a mascotas se refiere, está muy extendido en especial en Sudamérica, donde es muy frecuente encomendarse a él, cuando nuestras mascotas enferman o se pierden.
El “Acta Brevoria”, es el texto más fidedigno de la vida de éste santo, redactada en el Norte de Italia, de autor anónimo, pero de la que la mayoría de los historiadores creen que fue escrita por el propio Gottardo Pallastrelli, probablemente hacia el 1430.
La Cofradía
La Cofradía de San Roque no es una peña sanroquera, pero esos días de agosto es cuando más actividad tiene al coincidir con la festividad del Santo.
En Calatayud, siempre se ha tenido una devoción especial a San Roque, ya en el pasado cada gremio (carpinteros, agricultores, etc) celebraban su patrón, pero San Roque fue un santo que englobaba a todos los bilbilitanos.
Durante el año, La Cofradía se encarga del mantenimiento y mejoras en la ermita y sus alrededores, de hecho, el año pasado se realizaron importantes obras y mejoras en la ermita: nuevo techo con bóveda y cúpulas, nueva instalación eléctrica, pintado y decoración interior, y por ello se realizó y se invitó a los Cofrades el día 19 de Julio a una misa.
También es la encargada de abrir la ermita (mañana y tarde-noche) a partir del día 1 de agosto, para que la gente pueda realizar la tradicional NOVENA.
A parte de la imagen que hay en la ermita, tenemos una imagen preciosa, más pequeña, que siempre está en casa de un Cofrade, que es el llamado preboste.
Pues bien, esta imagen sólo sale de esa casa en los días de San Roque. Para ello la Cofradía tiene una peana que traslada a casa del preboste. Ahora el Santo lleva en casa del preboste todo el año, y saldrá para el día del chupinazo.
Los actos más emotivos, además de presidir el chupinazo, son:
-El día 15, se realiza el traslado del Santo, de casa del preboste saliente a la del preboste entrante (que fue sorteado el año anterior).
-La madrugada del día 16, donde se sube en romería hasta la ermita donde se celebra misa. A la bajada se toma el tradicional chocolate, que también prepara y reparte la Cofradía para todo el pueblo y visitantes.
-El día 16, después de recorrer Centros Sociales (residencias, psiquiátrico, etc), se realiza junta General, con la realización del sorteo del preboste que recibirá el Santo el siguiente año.
La cofradía dispone de las varas, con cintas de los colores de la peñas, que acompañan junto a su abanderado, a la imagen del santo durante todas las fiesta. El preboste tiene una vara muy especial, con un pequeñito San Roque, que es con el que acompaña a la peana.
La cofradía realizará una serie de actos durante el año, para participar de la vida bilbilitana y sobre todo con los niños: la VII plantación de árboles, la XV edición de la novena Pedestre y la VIII edición del Concurso de Dibujo Infantil ¡Memorial Cristina Marquina!.
Más info en la web de la Cofradía de San Roque de Calatayud
La ermita
La creación de cofradías y ermitas dedicadas a la advocación de los patronos contra las epidemias y principalmente contra la peste: San Roque, San Sebastián y San Miguel, crecieron en toda Europa según avanzaban las distintas epidemias y pestes principalmente durante la Edad Media.
Así que, como la nuestra no podía ser distinta, se debió levantar tras alguna de las pestes que asolaron a nuestro Calatayud.
Comenzando, repase las distintas épocas de las que hay conocimiento de peste en nuestra comarca. De la primera que hay noticia es en 1348 según la crónica de Pedro IV el Ceremonioso, Rey de Aragón, que se declaro en el mes de agosto y obligo a trasladar las Cortes del Reino que se estaban celebrando en Zaragoza a la ciudad de Teruel en la que ya estaba vencida después de haber llegado desde Valencia. Afectó en Calatayud pero menos que en Zaragoza.
La mayor virulencia va de finales del s XIV a principios del XV y en localidades de mayor población; por ejemplo en Teruel se sufrió en oleadas desde 1342 a 1385 reduciendo su población en un tercio. En Zaragoza afecto a la zona de las huertas del Ebro, padeciendo su mayor incidencia los barrios judíos y moriscos con grandes repercusiones socio-laborales en todo Aragón (1350-1352).
En 1361 de nuevo aparece en nuestra comarca causando gran número de víctimas entre niños y jóvenes.
En 1371 repite una vez más atacando esta vez a personas de mediana edad.
Otras epidemias se registran en 1506-1507.
Y en otra de 1519 a 1523. Referente a esta que es la que aparece ya en noticias de Pepe Arevalo sobre las cofradías de Calatayud nos dice: «como agradecimiento al cese de una pestilencia, se votó a San Roque su fiesta con procesión general al Convento del Carmen Calzado, en el que en este mismo, se conservaba un documento de 1520 en el que Miguel Aoiz da testimonio de que en el Convento del Carmen Calzado de Calatayud hay una reliquia, consistente en un pedazo de nuca de San Roque sobre la que hay una gran devoción, cofradía y procesión anual. Esta fiesta se celebraba en dicho convento en una capilla dedicada a San Roque; pero no se especifica Si en aquel momento existía una ermita dedicada al santo.
De nuevo aparece la peste en el espacio de 1529-1530.
En 1632 se establece el voto de la ciudad, por parte del Ayuntamiento, de subir en corporación a la ermita de San Roque.
El considerado como historiador por excelencia de Calatayud, Vicente de la Fuente, en su “Historia de la siempre augusta y fidelísima Ciudad de Calatayud” publicada en 1880, en la relación en la que enumera las abundantes ermitas que poblaban los alrededores de Calatayud, es muy parco en palabras en cuanto a la descripción en lo referente al tema, que nos ocupa: «San Roque en el alto cerro de su nombre: tiene culto, y servía de atalaya para anunciar la aproximación de tormentas» esto es todo cuanto dice. Dicho servicio de aviso se prolongo hasta finales del siglo XIX, aprovechando su situación y altitud de 629m, estando habitada por un santero.
Según nota de pie de página 15 del libro publicado por el C. E. B. «Calatayud a finales del siglo XVI y principios del XVH (1570-1610) de J. A. Urzay A. Sanguesa e I. Ibarra: Desconocemos la fecha exacta de la construcción de la ermita de San Roque, pero sabemos que en el siglo XVI ya estaba construida y levantada en su actual emplazamiento como agradecimiento al santo por el cese de una pestilencia en la ciudad.
Véase Archivo Histórico Municipal: Caja 3047: Libro 3047-2: Juan Miguel Tris. Año 1598(1600-1601), 12-06-1600.
En 1735, el Ayuntamiento la restaura; arios más tarde en 1763, parece ser que de nuevo es consolidada. Respecto a esta fecha; según Gonzalo Borras y German Lopez Sanpedro, en su Guía de la Ciudad Monumental de Calatayud, Madrid MEC, 1975, p 151 «al parecer se construyó como promesa por la epidemia de 1763″. En todo caso se renovaría el edificio pues la ermita con esta advocación ya existía desde siglos anteriores.
En 1808 y años siguientes, sufre grandes daños con motivo de la Guerra de Independencia .E1 preboste pide permiso para reedificarla en 1814; el Ayuntamiento sugiere que por la lejanía y la dificultad de acarrear los materiales, se traslade a la del Pilar o a la de la Cepa; la cofradía no acepta y se acaba la restauración al año siguiente en 1815. Pudiendo acoger la celebración del voto de la ciudad, que como de costumbre, se celebraba subiendo la corporación, cofradías y fieles el 16 de agosto.
En el Plano de Calatayud de 1839 realizado por Manuel Ubiña que trata del proyecto de fortificaciones que propone para su defensa, aparece reseñada.
Los datos aportados, y referidos al siglo XIX provienen de la Crónica Bilbilitana del siglo XIX escrita por José Galindo Antón y de su pagina 266 recojo este párrafo: La misa a San Roque, hasta 1821 venía celebrándose en el Carmen Calzado por tener allí capilla dedicada al Santo, pero al cerrarse la Casa piensan trasladarla a Santa María cuyo cabildo lo acepta e incluso se muestra dispuesto a subir a la ermita. No debió persistir esa costumbre, puesto que en 1844 la cofradía solicita el retorno a esa ascensión en la mañana del 16 de Agosto.
En el 1847, sabemos que al finalizar la fiesta en Santa María, se acude a la Plaza del Mercado para pedir las vaquillas.
Los municipes del año 1855 deciden hacer la festividad solemne en Santa María. Y tardan treinta años en volver a subir a la ermita (1885).
En la restauración del año 1862, el ayuntamiento aporto 2.000 reales.
De esta mismo publicación resalto la siguiente anécdota «el episodio ocurrido la noche del 3 al 4 de Junio de 1848, cuando de 12 a 1 de la madrugada, desperto a los vecinos de aquel barrio, un fuerte campaneo de la ermita. Estaba la noche despejada y no amenazaba tormenta, situación en la que el ermitaño debía tocar. Al parecer aquello se relaciono como aviso o señal a las fuerzas facciosas» léase carlistas por algún movimiento de tropas en los alrededores.
Todos estos datos es cuanto he podido averiguar en distintas publicaciones a mi alcance con lo cual: resumiendo, seguimos sin conocer la fecha exacta de la construcción de la ermita de Nuestro Señor San Roque, simplemente recalcar que según el documento existente en el Convento del Carmen Calzado frente a la Colegiata del Santo Sepulcro, existía ya en 1520, devoción, cofradía y procesión, aunque eso sí, centralizada en una capilla dedicada al Santo, dentro del citado convento.
Estas documentaciones al efectuarse la desamortización de Mendizabal en 1836 fueron trasladas al Archivo Histórico Nacional en la mayoría de los casos y en algunos otros a la casa matriz del Carmelo por lo que su consulta y localización prácticamente seria encontrar una aguja en un pajar.
Dado el gran movimiento en levantar ermitas a finales del XVI y principios del XVII, no nos equivocaríamos mucho si diéramos este espacio de tiempo pero anterior a 1632 (fecha de la creación del voto de la ciudad) en el que se levantarla nuestra ermita objeto de esta recopilación de datos.
Nota
Como dato curioso, aunque no referido precisamente a la ermita, sino más bien a la fiesta de San Roque: en 1550 según dato del Archivo Histórico del Ayuntamiento existe «acuerdo con los arrendadores de la Carnicería de dar francamente tres toros bravos a la ciudad para las fiestas de la Virgen de Agosto, de la Feria y del Corpus Cristi»
Cuentos y Relatos
El cerro coronado por el castillo mayor y que abraza la ciudad de Calatayud ha sido, desde siempre, considerado un enclave geo-estratégico indiscutible. Pero olvidamos que, dirigiendo nuestra vista hacia el oeste, encontramos el cerro de san Roque al que actualmente sólo le concedemos la importancia de albergar, en su parte más elevada, la ermita del santo del que toma el nombre.
Es posible que, en siglos anteriores, este cerro tuviese una relevancia geo-estratégica tan importante como el propio castillo árabe. Desde aquí, podemos contemplar (y vigilar) dirigiendo nuestra vista hacia el sur, la entrada del valle del Jiloca y, en primer término, la ciudad celtíbero-romana de Valdeherrera (no conocemos aún su verdadero nombre); hacia el oeste el valle del Jalón hasta los montes de Ateca, al norte toda la sierra de Armantes y al este la propia ciudad con cinco castillos.
No sería un dislate pensar, por tanto, que pudo existir en su cima algún tipo de pequeña construcción militar, a modo de atalaya, desde la que se podía vigilar todos los alrededores de Calatayud, salvo la zona Este, pero para ese fin ya existe el Castillo Mayor. Por tanto, pienso que la ubicación de la actual ermita no fue una elección baladí sino que, posiblemente, hubiese emplazado a alguna construcción anterior de tipo atalaya. No olvidemos que desde este magnífico enclave, también se podían vigilar los accesos a la ciudad que venían de Armantes, aunque hoy están prácticamente en desuso. Así, en el mapa publicado por Manuel Ubiña, en 1839, el actual Barranco de las Pozas es denominado “Camino de Moros” y que al morir en la ciudad, entre el Cerro de la Peña y el de la Torremocha, lo hacía en una quinta puerta de acceso: la Puerta Furiega ( de la que aún queda algún resto).
Para refrendar esta hipótesis sería imprescindible localizar algún vestigio. Algo prácticamente imposible debido a dos motivos: en primer lugar, a la cantidad de transformaciones que ha sufrido la zona en la que se asienta la ermita y, en segundo, a una costumbre muy arraigada en nuestra ciudad: el reaprovechamiento de materiales para la construcción de nuevos edificios (prácticamente todos los zócalos de los palacios renacentistas y de las iglesias bilbilitanas están construidos con bloques de piedra caliza que pertenecieron a la ciudad romana de Bílbilis. ¡Hasta en la plaza de toros podemos encontrarlos!).
En cuanto a la ermita, poco o nada puedo encontrar con respecto a su historiografía. Es nombraba por primera vez, con apenas cuatro líneas, por Mariano del Cos en el año 1845. Y poco más aportan López Sampedro y Borrás Gualis, excepto que pudo construirse como promesa por la epidemia que azotó la ciudad en 1763.
En definitiva y ciñéndonos a la realidad es posible que antes de la erección de la actual ermita nada hubiese en el cerro. No lo sabemos. Pero al menos me ha permitido conjeturar y he dejado volar mi imaginación para poder realizar este escrito en homenaje a este santo tan querido en Calatayud y tan celebrado en la geografía española.
La romería de San Roque (por César Simón Pérez)
La historia de San Roque es bastante confusa, pero si se vio involucrado en la gran peste hay que situarlo en torno al año 1347. Pudo nacer en Montpellier (Languedoc, Francia) en torno al año 1300 y murió entre 1376 y 1379 en Anguera (Italia). Su vida y leyenda se desarrolló en Italia. El Papa Gregorio XIII lo declaró Santo en el siglo XVI. Este franciscano nunca peregrinó a España.
Cuesta trabajo creer que su culto se haya difundido de forma popular hasta nuestros días, sin la existencia de unos hechos locales. Puesto que en la citada fecha no hay constancia de que hubiera una epidemia de peste en Calatayud, habría que buscar el origen de la Romería al Santuario de San Roque, que tiene lugar en la madrugada del 16 de Agosto, en una época anterior.
Los yacimientos arqueológicos encontrados en nuestra Ciudad, en los últimos años, han confirmado el origen romano de Calatayud; aunque también es cierto que han aparecido restos celtas en el casco urbano. Por lo que el lugar que hoy ocupa la Ermita de San Roque estaría ocupado, posiblemente, por una divinidad prerromana y posteriormente pudo quedar bajo la advocación de Júpiter. En la mitología romana, Júpiter era el rey de los dioses, guardián de la ley, defensor de la verdad y protector de la justicia y virtud; además de ser el dios romano de la adivinación. Fue asociado al dios egipcio Ammón, que poseía propiedades similares. Los griegos lo asociaron a Zeus. Los santuarios de Júpiter poseían agua amoniacada (hidróxido de amonio) que, al reaccionar con los ácidos, produce sales amoniacales. El amoniaco se evapora a bajas temperaturas y se condensa a altas; por lo que las noches con bajas temperaturas, que era cuando los fieles acudían al oráculo para que les adivinaran el futuro, esta agua amoniacada parecía hervir y durante el día, con temperaturas más elevadas permanecía en reposo.
El amoniaco fue descubierto por los egipcios hace miles de años y se forma continuamente en la naturaleza. Se puede obtener por destilación seca de los cuernos de los toros, por ejemplo, y también de los huesos de los animales. Las sales amoniacales son uno de los pocos remedios preventivos contra la peste.
Seguramente, el lugar que ocupó el Oráculo de Júpiter perduró en la tradición popular de Calatayud, continuándose con la romería pagana. Para cristianizar este lugar fue necesaria la intervención de San Roque, abogado contra la peste y uno de los grandes santos populares. Competir con Júpiter debió resultar muy duro.
En Calatayud no hay constancia arqueológica de lo que se acaba de describir, por tanto se expone como una hipótesis. Sin embargo, el hecho de que el Santuario de Júpiter fuese cristianizado por San Roque, si que se ha documentado en varios lugares de la geografía española, como es el caso de Lugo (https://lucusaugusti.net).
Las fiestas iniciales (en torno a los siglos XVI – XVII, aunque posiblemente se remonten a la Edad Media) eran en honor a la “Virgen de Agosto”. Hasta muy avanzado el siglo XIX, no se celebraron las fiestas a San Roque.
Sea como fuere, lo cierto es que cada madrugada del 16 de agosto, algo que perdura en la memoria popular hace que miles de bilbilitanos ascendamos en romería hasta el actual Santuario de San Roque, convirtiéndose en el clímax de las Fiestas.
El fervor popular que se siente hacia San Roque, ha hecho que sea considerado, como el patrón de Calatayud. Aunque cierta y oficialmente, es co-patrón, junto a San Iñigo (desde el siglo XVII). Al igual que Santa Teresa de Jesús es co-patrona, junto a la Virgen de la Peña.